¿Estas preocupado por tus hijos? Lo sé, yo también. Como padres nos preocupamos por que nuestros hijos tengan un buen futuro lleno de salud y felicidad. Queremos que tengan una buena carrera para que no les falte lo que a nosotros tanto nos faltó, seguridad económica. Buscamos que aprendan a ser independientes, que se sepan valer por sí mismos. No queremos que cometan los errores que nosotros cometimos mientras crecíamos. Y por si fuera poco, queremos que sean cristianos fieles y activos en la obra del Señor siendo ejemplo de los demás. Déjame decirte padre/madre que el preocuparte por tus hijos es lo que cada padre debe de realizar; pero el problema viene cuando, de una manera inconsciente, presionamos a nuestros hijos a tal grado que en lugar de convertirlo en ese ser perfecto que tanto soñabas se convierte en tu mayor pesadilla. La pregunta de todo padre es: ¿Cómo encontrar el balance? No queremos ser padres malos pero tampoco queremos ser padres buenos. El padre malo es aquel que no se preocupa pos sus hijos en ningún aspecto, ya sea físico, emocional, o espiritual. El padre bueno es el que le da a su hijo todo lo que quiere (cosas materiales solamente) pero nunca le provee lo que realmente necesita (amor, atención, tiempo, disciplina, etc.). El balance esta en convertirnos en buenos padres, y el buen padre es aquel que:
- Sabe escuchar a sus hijos. Porque sabe que si quiere que su hijo lo escuche de buena gana, el tiene que aprender a escucharlo.
- Se preocupa por lo que le preocupa a sus hijos. Si quieres que tu hijo se interese por lo que a ti te preocupa, primero tienes que interesarte por lo que a ellos les preocupa.
- Demuestra que su hijo le importa. A tu hijo no le importa cuánto sabes, hasta que sabe cuánto le importas.
- Cumple con lo que le prometió a su hijo. Porque sabe que si quiere que su hijo sea una persona de palabra, él tiene que ser responsable con sus promesas.
- Sabe disciplinar a sus hijos. Para saber disciplinar a su hijo, primero tiene que conocerlo. Porque si no lo conoce, la disciplina que le aplique no le va a servir de mucho. Si le prometió que lo iba a castigar tiene que cumplir, porque si no cumple su hijo no lo va a respetar.
- Juega con sus hijos. Busque un deporte o un juego de mesa que le interese a su hijo y diviértase con el/ella, esos hermosos recuerdos siempre los llevaran en su corazón.
- Tiene devocionales con sus hijos: Les enseña la Palabra de Dios, pero también les enseña a orar, y a cantar.
- Antes de hablarle a sus hijos de Dios, le habla a Dios de sus hijos. Si queremos que nuestros hijos entiendan la Palabra de Dios, primero pidámosle a Dios que les abra el entendimiento.
- Ama a su cónyuge enfrente de sus hijos: Es muy importante que nuestros hijos sepan que sus padres se aman profundamente. Eso les ensenará a ellos a amarse entre ellos y a amar a Dios.
Estas son algunas cosas que mi esposa y un servidor estamos aplicando en nuestras vidas con nuestros hijos. Y aunque no somos expertos en la materia, nos a funcionado; y sé que probablemente te pueden funcionar a ti también